La agroecología constituye una herramienta imprescindible para la búsqueda de una alternativa al modelo de agricultura y desarrollo agrario imperantes prácticamente en todo el mundo. Sin embargo, apenas si ha desarrollado y teorizado experiencias que nos permitan abordar, por ejemplo, la relación de los agricultores con el Estado y con los movimientos sociales, cómo definirse ante las políticas agrarias que se llevan a cabo desde los estados, políticas que tanta incidencia tienen sobre la promoción o no de una agricultura sostenible, o cómo intervenir a través de las políticas públicas para promocionar sistemas agrarios sostenibles o mejorar su efectividad. En ese sentido, la agroecología tiene el deber no sólo de ofrecer soluciones técnicas o agronómicas al ámbito de la explotación, debe elaborar también estrategias de carácter institucional para el logro del máximo nivel de sostenibilidad agraria. Ello es aplicable a cualquier país del mundo, pero resulta imprescindible cuando nos referimos a España, donde el Estado tiene una impronta decisiva y donde la presencia de la sociedad civil y la penetraci