El sacerdote don Alfonso tenía puesta su mirada en el Cielo, como símbolo de fe y trascendencia. Su vida no tenía sentido sin vivir esa fe, e inculcarla a sus feligreses junto a los valores religiosos. Ángel tuvo la suerte de estar vinculado al sacerdote, que le encomendó el legado del Cielo, y en él se despierta el deseo de descubrir el lugar dichoso. En San Asensio, donde Ángel nació, recibe la fe que le transmitió su familia, los vecinos, el Monasterio de la Estrella y aquel sacerdote, como referencia para ir descubriendo aquella fe y la esperanza. Las hermanas Lucía y Aurora son inseparables, y están tan vinculadas la una a la otra que deciden vivir juntas, pero un accidente de circulación causa la muerte de Lucía a los treinta años, en su plenitud de vida. Aurora queda traumatizada, pero más tarde se enamora de Ángel y, unidos en matrimonio, las cosas se van poniendo en su sitio y la vida la va situando con resignación. Luego emprenden el camino para descubrir el Cielo en los jardines más famosos del mundo, imagen del Paraíso Terrenal. La fe es el mayor aliciente que la vida nos puede dar: fe en la tecnología para conseguir un bienestar, en la ecología que da estabilidad a nuestro planeta, fe en la persona para vivir en paz y armonía. Fe en Dios, Padre y Creador de todo; en Jesucristo Maestro, Señor y Redentor; en el Espíritu Santo, Paráclito Consolador. Tres personas y un solo Dios que nos ama.