En esta antología de la obra de Carolina Zamudio podemos observar los variados registros de su asombro ante el mundo y su manera de decirlo, y compartir con ella su aseveración al decir «la belleza no cabe en un trozo de papel, sí en los ojos». Por eso es una fortuna para el lector contemplarlos, y sumergirse en ellos, como en los siempre cambiantes nenúfares de Monet.Ramón Cote Baraibar