La aldea pitufa está a punto de ser absorbida... ¡¿por una nariz?!
Fortachón comienza a sentirse acomplejado por el tamaño de su nariz, creyendo que es la razón por la que Pitufina no le presta atención. A pesar de que Papá Pitufo intenta convencerlo de que su nariz es perfecta tal como es, Fortachón decide buscar una solución mágica por su cuenta. Junto a otros pitufos, se infiltra en la choza de Gargamel en busca de un hechizo para reducir su nariz. Sin embargo, al aplicar la poción, sufre un efecto secundario inesperado: se transforma en una enorme nariz con vida propia que comienza a succionar todo a su paso, poniendo en peligro a la aldea.