Prometeo es el titán que convierte a los primeros humanos en lo que somos en la actualidad al desafiar a los dioses quitándoles el fuego para entregárselo a los hombres, lo que le valdrá el castigo de Zeus. Incluso engañó al propio Zeus al realizar el sacrificio de un buey que dividió en dos montones: en uno de ellos puso la piel, la carne y las vísceras, todo oculto en el vientre del buey, y en el otro puso los huesos cubiertos de grasa. Zeus escogió la parte que comerían los dioses: la capa de grasa. Cuando vio que había escogido los huesos entró en cólera. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses, y comen la carne. Zeus prohibió a los hombres el uso del fuego lo que llevó al rebelde Prometeo a subir al Monte Olimpo, coger el fuego de la forja de Hefesto y entregárselo a los hombres. De este modo, Prometeo dio a nuestra especie la clave para humanizarse y desarrollar los trabajos, las artes, la cocina, lo que convierte a las hordas primitivas en sociedad. Si bien se le considera protector de la civilización humana sería más justo considerarle el padre de