Para ser unas féminas perfectas, las elefantitas debían conservar un color rosado alimentándose únicamente de las flores de un pequeño jardín vallado donde se mantenían a salvo hasta casarse. Pero Margarita no se resigna a vivir sin libertad y rompe la valla, seguida de todas sus compañeras. Un libro de los años 70, que recupera Kalandraka en pleno siglo XXI donde proliferan más que nunca los productos rosas para niñas con perversas connotaciones.