Las tradicionales vías de recurso administrativo tienen ya escasa utilidad, tanto para la Administración como para el administrado, dado que han perdido el carácter de privilegio que las hacía atractivas para la primera y no han alcanzado el contenido de garantía que impulsaría su empleo por el segundo. En la opción entre el mantenimiento de una institución ineficaz o la búsqueda de mecanismos que pudieran revitalizarla,