Una noche sin tiempo. Una noche en la eternidad. Una noche en la oscuridad del cosmos en el que el alma encarna como sueño, como estrella, como poesía genuina y pasajera.
	Mil poemas, cien, un millón o mil billones. Como granos de arena las estrellas. Cuando el mundo del ser humano se detiene y el tiempo se muestra telón de una escena que es eterna, nacen los poemas como luces que iluminan el despertar de la conciencia.