El cineasta Jean-Luc Godard defendía el desafío no de hacer películas políticas sino de hacerlas políticamente. Desde esa inquietud crítica, Peor que pedir busca abrir espacios mínimos, cuánticos, donde la forma de la escritura se oriente hacia una poética de exploración en un mundo dañado. El título juega con una actualización lírica de uno de los dibujos con los que Francisco de Goya preparaba su serie de estampas Desastres de la guerra (1812). Poemas, frases y palabras, se buscan así cruzando intervalos de silencio y vacío para, desde ahí, hacerse la pregunta por la tensión del sentido.