Las explosiones de cólera de los pueblos árabes acontecidas en 2011, en la llamada primavera árabe, ¿darán inicio a un nuevo despertar del mundo árabe? ¿O acaso esas revueltas van a acabar estancándose para, finalmente, aceptar un simple maquillaje de carácter democrático que dejará las cosas casi como estaban? O, peor aún, ¿darán paso a regímenes teocráticos supuestamente ?moderados? con el beneplácito de Washington y la Unión Europea? El mundo árabe se enfrenta, pues, a un desafío formidable. Desafío que, para ser superado, exige el abandono definitivo de las ilusiones de un regreso al pasado, es decir, de la islamización de la sociedad y de la política, que no permitiría el abandono de su estatus de periferia dominada por el imperialismo de las potencias occidentales. Sólo profundizando en la democracia, defendiendo la separación entre religión y estado, y escapando a las hormas que el capitalismo/imperialismo impone a nivel global, los pueblos árabes podrán devenir agentes activos en la configuración de su futuro. Aquí, Samir Amin propone inicialmente una lectura de los estallidos del año 2011,