Sentados en nuestro apartamento en la ciudad, decidimos tomar una visa de viaje por un año a Canadá. Era ese momento en que uno de nuestra generación se da cuenta de que lo material y lo superficial no lo es todo, y nos preguntamos: «¿Qué nos impide tomar la decisión de un viaje así?». Un viaje que decidimos hacer cuando decidimos vivir nuestro sueño si no queríamos acabar soñando nuestra vida. Dejamos nuestros trabajos y nuestra proyección laboral para invertir nuestros ahorros en felicidad. Tomar esa decisión hizo que volvieran las sensaciones de una infancia inocente, de recuperar recuerdos de una niñez. ¿Cómo logramos estabilizarnos en un país de habla inglesa? ¿Cómo conseguimos un trabajo sin hablar inglés? ¡Sumaos a esta aventura viajera de latinos en Norteamérica!